Las flores de don Juan es una de esas joyas de nuestro Siglo de Oro que aún están por descubrir. El texto está estructurado de manera tradicional, la trama es clara y sencilla; además, posee una contundente unidad interna y una incuestionable y necesaria correspondencia entre los múltiples temas que la atraviesan, lo que provoca que la acción avance apoyada de manera magistral en el binomio amor-humor.
Destaca el desarrollo psicológico de sus personajes, principalmente, el contraste entre hermanos: virtud frente a vicio, y la consecuencia de dicha oposición en el camino inverso que ambos han de recorrer ya que, no en vano, el segundo título de la obra es rico y pobre trocados.
Además, las diferencias sociales, el cuestionamiento de la nobleza del linaje, los cambios de roll, las transgresiones nobiliarias y la apertura de sus estamentos, el eterno conflicto entre el bien y el mal, dotan al texto de una gran contemporaneidad pues nos hablan de lo que éramos entonces pero también de lo que somos ahora y, tal vez, de lo que seremos siempre.